Spoken word en Español: Los sonidos que me guardé y sus múltiples encarnaciones sonoras

El origen de los sonidos que me guardé

Los sonidos que me guardé es una pieza poética que escribí por ahí de 2010 y que terminó por formar parte de mi tercer poemario conformado por obras de corte oral, titulado el Bombón Vudú. Me refiero a él como una pieza poética y no un poema porque quiero hacer una distinción entre el poema cuyo soporte fundamental es la página y el poema que se vuelve una  pieza escénica que atraviesa al intérprete vocal y corporalmente. De tal manera que su apoyo fundamental está en el cuerpo y el aliento, es decir, en los fundamentos de la vida misma. 

Para mí es de vital importancia hacer esta distinción, porque me parece que sin ella, la comprensión de mi trabajo resulta elusiva.  Cada que me invitan a un programa de radio, mesa de discusión o feria del libro, hago hincapié en que mi trabajo no es literatura, sino poesía en voz alta.  Lo que quiero decir con esto es que yo escribo mis poemas para capturarlos y recordarlos, no con la intención de que sigan las reglas y formas de la tradición literaria, sino como una guía que me permite volver a ellos para aprendérmelos y desarrollarlos como piezas escénicas que pueden utilizar únicamente mi cuerpo y mi voz como vehículo o que pueden convertirse en piezas de poesía expandida cuando integro otros elementos como el looping en vivo.

Las versiones

Los sonidos que me guardé es un muy buen ejemplo de esta dinámica. Es cierto que está escrito en las páginas del Bombón vudú y que antes de eso fue publicado por la revista la Piedra, pero originalmente fue concebido como una pieza sonora. Una primera muestra de esto es lo que quedó plasmado en el video blanco y negro que grabé en 2012 junto con Diego Guadarrama —que en ese entonces formaba parte del colectivo detrás de revista la Piedra— y Mike Brie.

Este video incluye lo que yo llamo una primera versión o una versión base, en la que ya no tengo necesidad de consultar el texto en la página, pues lo he integrado lo suficiente para empezar a jugar con él y lo interpreto jugando con el fraseo, la sensación del tiempo, los sonidos, dinámicas y las intenciones o sentimientos.  Considero esta etapa de mi trabajo como una versión base,  porque yo pienso en cada una de mis piezas como si fueran un estándar de jazz. De tal forma, que la  página con el texto es como un lead sheet para los músicos que sólo incluye el compás, la progresión de acordes y los tonos clave de la melodía, los cuales deberán de ser interpretados por el músico para adquirir vida. De la misma manera, yo tengo en la página las palabras básicas que debo interpretar, sólo que aunque mi instrumento también proyecta al exterior, en realidad es interior, porque soy yo misma: mi voz y mi cuerpo.

Al igual que un estándar de jazz que deja mucho espacio para la interpretación personal o para hacer arreglos nuevos, mis piezas en general  y Los sonidos que me guardé en particular, tienen mucho espacio para poder hacerle variaciones, nuevos arreglos, colaboraciones y demás monerías que terminan por transformarla en una pieza de poesía expandida. Es por esta razón que aún después de nueve años me sigue resultando divertido interpretar esta pieza en vivo.  Un ejemplo de cómo esta versión base que únicamente utiliza los recursos del cuerpo y la voz puede desembocar en un arreglo distinto y convertirse en una pieza de poesía expandida es la versión de Los sonidos que me guardé con live looping que grabamos para la primera temporada de Spoken Word MX  (2018) y que les comparto a continuación.

Antes de continuar, debo de decir que esta no fue la primera versión de Los sonidos que me guardé que incluyó live looping. Ya que en 2013 durante una entrevista en Código DF, hice una improvisación en vivo de la pieza procesándola con un Line 6 DL4. Todo esto quedó documentado en este audio que es parte de una miniserie con una retrospectiva de mi trabajo hasta ese momento.

Como podrán notar, todas las versiones están basadas en el mismo texto o secuencia de palabras, pero la interpretación varía de acuerdo a los recursos utilizados y el contexto en el que ocurrió. Cada una de las versiones tiene pequeñas diferencias en la interpretación, fraseos, intenciones e incluso el registro vocal en la que lo interpreto, pero en general, la estructura es una constante. Así que yo al momento de abordar cada re-interpretación la considero mi columna vertebral. Dicha estructura incluye una sección que es un solo vocal y tiende a variar con cada interpretación. Es algo que disfruto mucho porque a veces ni yo sé qué pasará y voy descubriéndolo junto con el público. Es parte de lo que mantiene la pieza viva para mí y probablemente una de las razones por las cuales no me he cansado de interpretarla.  En ocasiones el solo vocal es una  canción que ya existe y que viene a mí en ese momento. Una muestra de esto es la siguiente versión que incluye una versión rápida de The house of the rising sun con looping. Este es un track de un ensayo en mi casa, pues a suelo grabarme para poder retomar ideas y corregir cosas que no están funcionando.

Así que esta es la historia de las muchas versiones o encarnaciones de Los sonidos que me guardé y también una explicación de cómo estas multiversiones son un derivado de mi forma de abordar la poesía en voz alta. Si te gustó este post, te sugiero que le eches un vistazo al canal de youtube de Diosaloca MX donde podrás encontrar otras piezas mías, pero también a otros intérpretes de poesía interdisciplinar.

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