poema de Jimena Gonzalez

Este poema de Jimena González te recordará que el amor no debe doler

Hay poemas que nos ayudan a mirar el mundo desde una perspectiva totalmente diferente que termina por transformarnos y este poema de Jimena González te recordará porqué el amor no debe doler. Jimena escribe y hace poesía en voz alta, aunque antes de encontrarse con esto último en realidad no se decantaba por la poesía. Fue a través de pronunciar las palabras y ponerlas en un escenario a través de torneos de poesía conocidos como poetry slams que empezó a gustarle. Quizás a ti pueda empezar a gustarte a través de los poemas de Jimena.

Porque este poema tiene el poder de transportarte al mundo claroscuro de las ancestras que se sintieron obligadas a reírse de los “chistes ofensivos de sus maridos ebrios”. A un mundo donde decir familia, implica también hablar de tipos de violencia que son posibles gracias al silencio de las víctimas y la inacción quienes las rodean. Dale play al audio y escucha este poema de Jimena González en voz de su autora.

Las otras, un poema de Jimena González

Las mujeres de mi familia,

familia de mi padre,

siempre son “las otras”;

no tienen nombre propio

cuando son evocadas

por sus mal llamados

amantes.

Todas Josefinas,

llorando manchas violeta

ocultas en el cuello.

Todas Josefinas

esperando,

que Benito

deje a su mujer,

deje de beber,

deje de vivir.

Por el lado “de la Luz”

mis raíces son mujeres

adornadas de “des”

mujeres desesperadas,

despechadas, desgraciadas.

Pero nunca, nunca

nunca des-enamoradas.

Escribo

para sanarme, para sanarlas,

para ser algo más que víctimas,

alguien más que “algo”

mucho más que “otras”.

Para desarraigar la competencia

con la que nos adoctrinaron

Escribo para aprender que

amamos mucho y a muchos,

y no es motivo de vergüenza.

Que deseamos a muchos,

los deseamos mucho.

Y eso nunca nunca debe doler.

Porque vengo de una familia

de mujeres que se sienten obligadas

a reírse de los chistes ofensivos

de sus maridos ebrios.

De mujeres encerradas y silenciosas;

escribo para enseñarles a gritar,

para arrancarles del alma

el “tú, te callas”.

Escribo por mi abuela Josefina,

para que reencarne en bailarina

Por mi tía, para que no vuelva a llorar

para que no le duelan los huesos.

Para que mi abuela, María, deje

a mi abuelo, muchas veces más

Y tenga novios,

muchos, muchas veces más,

que siga escribiendo poesía

y ya no tenga miedo

de mostrar sus pechos.

Grito por las rodillas sangrantes

de mi bisabuela Emilia,

haciendo mandas a la virgen

para que reencarne

en el mar de Guerrero

y tire los altares de un tsunami.

En mis pies enredo sus raíces

y en mis manos sus nubes

para que Ale no vuelva a Morelos

y Gabriela se canse de Noé,

para que el dolor se vaya

con la facilidad con que

nuestros padres se fueron.

Para no volver a ver

mi cuerpo de 11 años

tirado en la cocina

pidiendo perdón.

Por no darle de comer

a mi abuelo de nuevo

con sus ojos lascivia.

Y para no defender la pureza

de falsos profetas consanguíneos

que me apretaron el pecho

hasta romperme.

Para que ningún malnacido

vuelva a restregar su cuerpo

en las piernas de mi prima

cuando vuelve de la escuela.

Y romper el maldito

maldito círculo vicioso

de los “secretos de familia”

manchados de pedofilia,

incesto, golpes y sangre.

Para que todas

podamos ser nombradas

Para que no deje

de retumbarnos

en la cabeza

hasta que gritemos.

Alzo la voz para no negarnos,

porque tenemos nombre

y no dejaremos que lo olviden

Si te gustó este poema de Jimena González y quieres leer más poemas de mujeres slameras, te recomiendo este poema de Mimí Kitamura que te resucitará al tercer día.

Si deseas saber más sobre los slams de poesía, haz click acá para conocer qué es un slam y cuáles son sus reglas.

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