Once años de rebelión: las mujeres en el poetry slam de Brasil

Desde 2008 el slam de poesía ha florecido en Brasil; cada vez hay más slams en más ciudades, con más participantes y eventos capaces de reunir audiencias de cientos de personas. Pero al principio el slam, era tan sólo una semilla, un sueño, una idea, apenas un átomo de materia y para su desarrollo ha sido crucial la participación de las mujeres en el poetry slam de Brasil. El presente artículo fue publicado originalmente en portugués bajo el título de “Poesía hablada, la rebelión de las mujeres”, a continuación la traducción al español.

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La dictadura y el arte callejero de protesta

Para hablar de la poesía de los poetry slams en Brasil habría que hablar primero del arte de la calle. Muchas cosas han cambiado desde que el país se encontraba en plena dictadura y el compositor Sérgio Sampaio, nacido en Espírito Santo, Brasil, grabó Cada Lugar Na Sua Coisa en el año de 1976. En ese entonces, la industria cultural aún se organizaba en una esfera analógica que dependía de las emisoras de radio y televisión, así como del mercado editorial tradicional y la calle tenía una importancia medular para el artista de protesta. Romper con el mainstream, en esa época, era un acto de heroísmo y algo restringido, prácticamente como una burbuja. Pues se hacía arte para que circulara y fuera validado por unos pocos, que siempre eran los mismos. Era algo que se debía combatir.

“Un libro de poesía en un cajón no sirve para nada

El lugar de la poesía es en la calzada

El lugar del cuadro es en la exposición

El lugar de la música es en la radio

Un actor se ve en el escenario y en la televisión

El pez es en el mar

El lugar de una samba enredo es el asfalto

El lugar de un samba enredo es el asfalto”

Sérgio Sampaio

Cada Lugar na Sua Coisa [Cada cosa en su lugar] 

A pesar de los cambios, si nos transportamos a una época más cercana, en concreto a 2019, la calle parece no haber perdido la importancia que Sampaio le dio, dentro del contexto brasileño. Al contrario, cuarenta y tres años después, la realidad corresponde vigorosamente a lo descrito por Sérgio Sampaio. Si nos enfocamos en la escena de la poesía callejera que alude la canción, que es la que nos interesa aquí, nos encontramos las calles tomadas por versos hablados. Es como si lo que antes se escribía y se dejaba en un cajón, el silencio de la sala de estar, adquirieran el estatus de Carnaval y se fueran a la calle a bailar. La poesía ha perdido las vergüenzas, la discreción, la contención y se ha vuelto espectáculo. Y las mujeres tenemos todo que ver con eso. A continuación me explico sobre cómo las participación de las mujeres en el poetry slam de Brasil ha sido fundamental para su existencia.

El poetry slam viaja en una maleta, desde Nueva York y Chicago hasta Sao Paulo

Una de las mujeres en el poetry slam de Brasil cuyo nombre es fundamental cuando se cuenta la historia de cómo empezaron a realizarse este tipo de torneos en el país es Roberta Estrela D’Alva . En 2008, la actriz paulista se encontraba en Nueva York , Estados Unidos, investigando sobre hip hop para una obra, cuando asisitió a un torneo muy especial, un torneo de poesía.  Bautizado como slam (“golpe”, en inglés), esa competencia no era otra cosa que una batalla de poesía de autoría propia, a través de un performance corporal y vocal, en el cual los competidores recitaban poemas ante un público durante un lapso de tiempo previamente establecido. Y los ganadores eran elegidos de acuerdo a la decisión de un jurado que generalmente se formaba en el momento con personas de la platea.

Creado por Marc Kelly Smith, un obrero de la construcción civil apasionado de la poesía, el slam nació en 1986 como un espectáculo, el Uptown Poetry Slam, en un bar de la periferia de Chicago y, rápidamente, se diseminó por otras ciudades, conquistando el corazón de Roberta, que, hace 11 años, en busca del hip hop, salía de Estados Unidos con un movimiento poético en la maleta para implantarlo en las comunidades más periféricas de Sao Paulo, donde la diversidad, especialmente de género y raza, era un tema emergente, como ella lo comenta en entrevista al portal HuffPost Brasil en octubre del año pasado. 

Roberta Estrela DAlva

“Lo que más me llamó la atención fue la diversidad. Porque había todo tipo de gente, varios temas y una manera de expresarse diferente entre los participantes”

dice Roberta, que, al llegar a Brasil, no encontró nada parecido por aquí y decidió crear el ZAP Slam (Zona Autônoma da Palavra).

Aunque algunas reglas importantes del slam sean las mismas que las que estableció Marc Kelly en 1986 (como no usar vestuario, accesorios o acompañamiento musical, sólo declamar texto de autoría propia respetando el tiempo predeterminado por cada torneo), en Brasil, al contrario de lo que se estila en Estados Unidos, Europa y Australia, la batalla de poesía no quedó restringida a clubes y locales cerrados. En el Brasil de Sérgio Sampaio, de Cada Lugar Na Sua Coisa, la competencia fue a parar a las calles, plazas y hasta debajo de viaductos. Desde la creación del ZAP, en 2008, hasta el año pasado se han celebrado 149 slams que ocurren de forma periódica en Brasil.

“Lo que tiene el slam es esa educación no convencional, uno aprende con los demás, los lenguajes, las ideas y no está en la escuela, pero sí lo está. Las personas tienen una idea de que se están educando; si no, la plaza Roosevelt no reuniría a 800 personas un lunes por la noche para escuchar poemas. Y fueron para escucharlos con su propio dinero: no hay incentivo, no hay propaganda, no hay nada. ¿Qué es eso? Si no es una revolución, no sé qué es. En un mundo en el que las personas no se hablan más, detenerse a escuchar, mirar a otro ser humano que habla sobre lo que cree, que dice un poema… Ese poder me parece muy revolucionario”,

dice Roberta en la misma entrevista.

Cada vez más mujeres toman el micrófono

Así es como transitamos del arte callejero de protesta, a la poesía hablada, del slam vía Chicago y Nueva York a Sao Paulo. Una vez más cambiamos de geografía y nos enfocamos en el viaducto del Brooklyn, en el centro de Porto Alegre. Una vez más podemos observar que se encuentran más mujeres que hombres al micrófono. Esta es la calle y es la poesía hablada. Es un yo lírico nuevo, diverso e insurgente. La primera voz que abre el evento es Atena de Beauvoir, escritora, filósofa existencialista y profesora de filosofía y poeta. Es una de las primeras mujeres transgéneras que sobresale en el escenario de slam de Brasil. En voz alta, enuncia versos sobre la fetichización y la violencia a las que están expuestos los cuerpos de las mujeres trans. 

En la capital de Rio Grande do Sul, el movimiento de slam protagonizado por mujeres se organizó rápidamente tras el desembarque de Roberta en Brasil y la creación del ZAP. Al respecto Roberta dice que reunir tantas personas un día a la semana para escuchar poesía en voz alta es un acto de revolución. También hace énfasis en que nadie le da voz a nadie, porque todo el mundo ya tiene una voz. Además nos recuerda que el micrófono es un instrumento de poder y entonces, resulta fácil entender porqué las mujeres, incluyendo a las transgéneras, busca inmediatamente espacios dentro del movimiento.

En un país en el que el mercado editorial publica mayoritariamente autores hombres —una investigación de la profesora de la Universidad de Brasilia Regina Dalcastagnè apunta que, cada 10 novelas publicadas entre 2005 y 2014 por las tres mayores editoriales brasileñas, solo tres eran de autoría de mujer y el resto eran de autores hombres, en su mayoría blancos, cisgéneros y del centro de Brasil (Río de Janeiro y São Paulo)—, ¿adónde irían a parar los escritos de las mujeres?. Estamos en lo cierto si decimos que, en el cajón al que aludía Sampaio en su canción, no estaban. Ni siquiera eran libros. Quizás, registros escritos. ¿Cuánto de poesía existiría en la mente y en el corazón de una mujer? ¿Cómo acceder a ella?

Slams y saraus: espacios para voces no hegemónicas

Al margen del mercado editorial —mercado en crisis en su modelo de negocio—, saraus (tertulias literarias) y slams rápidamente se volvieron una forma de expresión de la producción de autoría de mujeres. Su poesía salió de los cajones, aunque, en este caso, los cajones sean solo garabatos en diarios o sentimientos acallados. A diferencia del ambiente analógico en el que se manifestaba el arte de protesta en las décadas de los años sesenta y setenta, la arena digital tuvo un papel fundamental en la divulgación y en la formación del público y en el alcance de la poesía hablada hecha por mujeres. Movimientos como #leiamulheres (#leamujeres) #elenao (#élno, en referencia al actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaradamente homófobo y racista) #mexeucomumamexeucomtodas [#semetióconunasemetiócontodas], en hashtags y a escala mundial, fomentaron el deseo de representatividad de las mujeres en los espacios de poder, incluyendo la literatura.

Vídeos en las redes sociales esparcen la voz de las mujeres recitando poemas, posts en Instagram lanzan a las #instapoets. La ola #girlpower pide espacio, forma seguidores, público, tiene alcance y dialoga con los eventos en las calles, bares y centros culturales. Y 2019 se consagró como un año emblemático para esa toma de territorio: solo en ese año las slammers pasaron a figurar en la programación oficial de la Fiesta Literaria de Paraty (Flip), publicaron cada vez más libros y parecieron forzar los márgenes de lo que, por convención, se ha llamado siempre literatura. Un ejemplo de esto es Negra Nua Crua, un lanzamiento de la slammer Mel Duarte en 2019. Actualmente es una de las lecturas recomendadas para los grupos de 1º año de la Enseñanza Media en el proyecto de poesía en el Colegio Santa Inês. La escritora Conceição Evaristo firma el prefacio de Querem nos calar – Poemas para serem lidos em voz alta (Quieren callarnos – Poemas para leerse en voz alta), que llega al mercado por la Editorial Planeta y que reúne el poder de las palabras de 15 mujeres de diferentes localidades de Brasil y de diversas realidades: mujeres negras, blancas, de la periferia, representantes del movimiento LGBT, artistas callejeras y feministas. 

Sarau Nosotras, de ellas para ellas

Actualmente ser la voz que abre un evento como un sarau o un poetry slam en Brasil, es una forma de validación para las mujeres que hacen poesía, pero no la exponen ante un público. También contribuye a la autorrepresentación de las minorías cuyas historias parecían no interesarle a nadie. La intención del Sarau Nosotras, creado en 2018 en Porto Alegre, era justamente esa, la de revelar la literatura que no se plasma en el papel y lejos de la validación de la mirada masculina. A diferencia de otros saraus protagonizados por mujeres a los que el público masculino podría concurrir como oyente, en el Nosotras, ninguna mujer abriría la voz delante de la mirada de un hombre. La idea era experimentar qué tipo de narrativa surgiría en un espacio de validación exclusivamente de mujeres. Desde el primer sarau, realizado en setiembre de 2018, hasta el último, en octubre de 2019, todas las ruedas, limitadas a un público de 40 mujeres de 13 a 80 años, estuvieron llenas. Las lecturas de poesía de autoría propia, al principio tímidas, terminaron volviéndose más grandes, lo que motivó a la Editorial Zouk a firmar una alianza para la creación de un sello literario para la publicación de esa producción.

Sarau Nosotras
Sarau Nosotras

En el último sarau del año, Marcela (cuyo nombre ha sido cambiado para proteger su identidad), de 24 años esuna poeta acostumbrada a realizar performance, invitada de la rueda, saca el celular, se pone seria y dice, mientras le falla la voz: “ leeré aquí un poema que solo le mostré a mi psicóloga”. Ella, una mujer negra que creció en la periferia, recita, entonces, la poesía que había hecho para elaborar los abusos que sufrió por parte de un hombre de la familia debido a su orientación sexual. Es difícil imaginarla ser la voz que abre el evento con ese poema en un ambiente que incluyese a algún hombre en la platea.

Además del Sarau Nosotras, y mucho antes, la ciudad ya asistía a otras iniciativas semejantes. Creado por la escritora argentina Mariam Pessah, el Sarau das Minas promueve, desde 2017, encuentros regulares para leer y escuchar textos escritos exclusivamente por mujeres, con rueda abierta para la lectura de producción de autoría propia. Aunque no sea cerrado para hombres, Mariam dice que es casi como si lo fuera:

“Nunca cerramos la puerta, pero ellos no vienen; es normal: a ellos no les interesa escuchar, sino hablar. Ahora, si divulgas que es exclusivo para mujeres, se arma un alboroto”,

dice Mariam, riéndose.

La escritora Clara Corleone también mantiene un sarau que ya figura en la agenda cultural de la ciudad. Aunque los hombres puedan concurrir como invitados, también se lean textos de autoría masculina y la platea sea mixta, ser protagonista de un encuentro mensual con su nombre, siendo ella mujer, imprime una marca en la escena local.

En Facebook e Instagram,las seguidoras también tienen noticias de la programación de otro evento importante en la escena de la poesía hablada de mujeres en Porto Alegre: el Slam das Minas. Por las redes sociales, se puede acompañar la convocatoria a las batallas, generalmente realizadas en la Plaza de la Matriz. Con el eslogan “La poesía contamina, Slam das Minas”, los torneos tienen tema libre, pero los escenarios social, cultural y político figuran entre los objetos de la poesía. Así como en el Nosotras y en el Sarau das Minas, el Slam das Minas habilita a cualquier persona que se identifique como mujer a usar la voz para compartir vivencias. En el slam, los poemas de las batallas deben recitarse durante un máximo de tres minutos y la fuerza de la oralidad y el performance potencian lo que, mundialmente, se ha convenido llamar un gig poético, o sea, un espectáculo de trabajo.

“Esos movimientos, que muchos miran con desconfianza, estimulan la escena literaria, forzan cambios. Conceição Evaristo tiene un texto en el que dice que la lengua culta nos oculta. Y así es. Los saraus y los slams empiezan dando visibilidad a lo que está oculto y pasan a movilizar la escena, creando concursos, llamando la atención de editoriales, abriendo espacios en los estantes de las librerías para obras escritas por mujeres”,

reflexiona Mariam

En entrevista a la Revista Cult, en febrero de 2018, ocasión en la que lanzaba con exclusividad los datos más recientes del estudio sobre autoría y personajes de la novela brasileña, Regina Dalcastagnè rechaza vehementemente toda y cualquier acusación de patrullaje literario dirigida a estos movimientos que otorgan visibilidad a la autoría de mujeres, negros, entre otros:

“Hay espacio para todo el mundo. (…) La cuestión es que, si necesitamos pensar en una literatura brasileña, una literatura que hable de nosotros, que vivimos en este país, en este momento, necesitamos pensarla como un mosaico. Compuesto por varias perspectivas, vista desde ángulos diferentes. Tan solo eso puede enriquecer nuestra producción y dar cuenta, mínimamente, de la complejidad de la vida contemporánea. Hay una idea de literatura con ‘L’ mayúscula que, a fin de cuentas, no es más que una literatura masculina y blanca, ya que toda la producción que no pasa por ese lugar recibe adjetivos como: femenina, negra, periférica, marginal. Insisto en que tenemos que pensar en términos de literaturas, sin ‘L’ mayúscula, y terminar con esa idea de literatura ‘universal’ para pensar en un conjunto mucho más vivo y pulsante”.